martes, 25 de agosto de 2009

El secreto del buen cine




No, Argentina todavía no es un país que pueda dar miles de buenas películas por año. Se le complica dar un par, pero hay algunas que se suman a esa mínima estadística y rompen con todos los planes. Es lo que está sucediendo con El secreto de sus ojos, una película de Juan José Campanella, aquel que también sobresalió con El hijo de la novia.



La última película de Campanella está basada en una obra del gran escritor Eduardo Sacheri. ¿De qué va? Benjamín Espósito (gran actuación de Darín) es un empleado de Tribunales que se jubila y quiere escribir una novela. Pero no cualquier novela, quiere contar un caso en el que le tocó participar hace más de 25 años. A través de su proceso de escritura, vemos lo que sucedió en aquella época en que Liliana Colotto fuera violada y asesinada con tan sólo 23 años.



La película es espléndida. Juan José utiliza la cámara de una manera genial (un plano de la cancha de Huracán es uno de los mejores ejemplos de su conocimiento tras el lente). La ambientación (los hechos narrados suceden en los años 70) es perfecta. La trama es interesante, intrigante, atrapante. A pesar de ser la historia de un crimen, la cosa va mezclando subtramas de amor, de amistad, de venganza.



Hay dos cosas que no son buenas: la duración, más de dos horas, se hace un poco pesada. Y el casting no fue del todo bueno. Los tres principales, Darín, Villamil y Francella, cumplen su tarea a la perfección. Francella hasta hace reir (todo el humor recae en él, obviamente). Pero el resto de los actores dejan mucho que desear. Pablo Rago tiene un papel muy importante y no lo hace del todo bien. Si bien tiene algunos momentos buenos, el ex galancito no cumple con lo requerido. Quizás su bajo nivel de actuación quede más en evidencia por los grandes actores que tiene al lado. Pero lo cierto es que por momentos llega a molestar su mala actuación, pero no es algo que marque a la película.


Lo que El secreto de sus ojos demuestra es que Argentina sí puede hacer cine del bueno. Las cuestiones técnicas están resueltas: el país cuenta con un nivel extraordinario de técnicos, directores, productores. Eso no es problema. Si bien es cierto que es difícil hacer tanques como los yanquis en nuestro país, hay presupuesto para el cine. Y a veces no son necesarios miles de millones para hacer una gran película. De hecho, ésta fue la película que menos le costó a Campanella y se ubica, sin dudas, entre las mejores que realizó. El problema en Argentina es la falta de historias. Se hacen muchas películas técnicamente impecables, pero que hacen agua en sus guiones. Por todo eso es para aplaudir la decisión de realizar una adaptación de una gran obra. Quizás los que el país necesite sea eso, hacer películas de historias ya escritas para, de a poco, ir creando grandes tramas.



Lo único cierto es que El secreto de sus ojos es la mejor pelicula argentina de los últimos tiempos. Sólo espero que cuando llegue el momento de decidir qué película se manda para la elección de los Oscars, se envíe esta y no, como sucedió, Manuelita.